Séptima generación de mujeres cubanas nacidas en Cuba y decimotercera floridana (gracias a antepasados llegados a Cuba desde San Agustín de la Florida). Disfruto de --y sufro por-- las tres ciudadanías que me han sido otorgadas y/o vedadas: las de Cuba, USA y México. Estudiosa de la obra de Simone Weil, Iván Illich, Wendell Berry y otros grandes escritores del siglo XX cuyo espíritu y análisis animan muchas de mis propuestas. Arraigada en mi más idóneo ambiente natural, la montaña. Escogí Mamadoc como nombre porque soy madre (y abuela), tengo un doctorado (1977, Wayne State University, Detroit, Michigan, en lenguas modernas, con el francés como mi especialidad) y también porque espero ayudar a “deconstruir” por medio de la acción y de la palabra la bochornosa insensatez de los belicosos estados nacionales y de todos sus comandantes en jefe. PAZ Y AMOR es mi lema. Criatura de los sesentas, incluyendo una seria inmersión en el surrealismo --pasando por Breton, Artaud, Carpentier, Cortázar y Castaneda, cuya amistad habría de sobrevivir en el arduo camino de escoger a mi “personaje”. Los Municipios Unidos de las Américas serían una forma de “sacar al buey de la barranca”.
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